El cambio climático tiene impactos negativos en los ecosistemas naturales, los ecosistemas productivos y las ciudades en todo el mundo, y la agricultura de Argentina aporta una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) del país.

Por esta razón, los estudios de doctorado están en investigador y docente de la Facultad de Agronomía, UBA Sebastián Vangelipublicado en una revista científica Fronteras en la ciencia del suelo– Brinda una nueva contribución a la mitigación de gases de efecto invernadero y consolidación de suelos para almacenamiento de agua y aporte de nutrientes.

“Estamos trabajando para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero utilizando dos estrategias principales, una son los cultivos de cobertura como la avena y la veza, que se siembran entre cosechas y no producen un producto final sino que brindan otros beneficios”, dijo Vangeli a Télam-Confiar.

Estudios, que estuvo a cargo de la investigadora del INTA Gabriela Posse y codirigida por Carlos Di Bellael profesor FAUBA, comparó sistemas de cultivo de maíz-soja únicamente que se siembran en primavera y verano y sus suelos suelen quedar desnudos en invierno, a los que se incorporaron cultivos de cobertura entre maíz y soja.

Descubrimos el beneficio de sembrar avena entre las cosechas de maíz y soja, un cultivo que puede eliminar anualmente de la atmósfera cerca de 2 toneladas de dióxido de carbono por hectárea.la mitad de lo que genera el argentino (4 t.)”, anotó el investigador.

El dióxido de carbono es absorbido por el suelo, proporcionando nutrientes y protegiéndolo de la erosión, además de prevenir el crecimiento de malas hierbas que compiten con el próximo cultivo.

Aumentar el carbono del suelo mejora la porosidad, la capacidad de retención de agua y libera más nutrientes”, comentó Vangeli, quien aclaró que esta mejora del suelo también significa una reducción en el uso de herbicidas.
Los cultivos de cobertura como la avena, el centeno, la arveja y los nabos forrajeros se siembran entre dos cosechas sin fines de producción y es una estrategia reciente que se utiliza cada vez más en la agricultura.

El trabajo estudió la avena y la vicia, una leguminosa que tiene la capacidad de fijar nitrógeno en el suelo, pero se encontró que la vicia, en cambio, producía mayores emisiones de óxidos de nitrógeno en el ambiente, un gas de efecto invernadero, por lo que Vangeli concluyó que “la avena sería la más recomendada para la mitigación del cambio climático”.

El óxido nitroso es el tercer gas de efecto invernadero más importante emitido por la agrosilvicultura y el 95% proviene de la agriculturainformó sobre el artículo de la agencia de divulgación científica de la Facultad de Agricultura de la UBA, Sobre la Tierra.

En particular, el óxido de nitrógeno es producido por procesos biológicos que tienen lugar en el suelo. “La emisión es mayor cuanto más nitrógeno hay en el suelo. Cuando fertilizamos, lo aumentamos”, dijo Vangeli.

“En mi estudio, apliqué fertilizantes alternativos que retardan o detienen los procesos biológicos en el suelo y promueven el suministro de nitrógeno directamente a la planta. En el cultivo de maíz, estos fertilizantes redujeron las pérdidas de nitrógeno entre un 35 y un 49 % en comparación con la urea, que es el fertilizante más utilizado”, agregó.

Aunque los resultados de su estudio muestran una ligera reducción de las emisiones de óxido de nitrógeno, estudios realizados en Australia, Europa y Estados Unidos “hablan de una disminución de entre el 31 y el 44%, por lo que el investigador consideró necesario “seguir investigar esta línea.

El estudio de doctorado, por otro lado, proporciona una alternativa económica a la agricultura y el medio ambiente. “Otra línea interesante de la mitigación del cambio climático en la agricultura es que están surgiendo muchas opciones para los productores, por ejemplo hay mecanismos de compensación para monetizar el carbono que se secuestra del medio ambiente”, dijo.

Empresas como las aerolíneas que producen grandes cantidades de emisiones compran estos créditos de carbono a industrias que trabajan para mitigar el cambio climático y se benefician de poder afirmar que “sus vuelos son neutros en carbono”; es decir, compensan por otro lado.

Hola, me llamo Martina Mercier y soy una escritora independiente de 28 años. Me crié en una pequeña ciudad rural en el sur de los Estados Unidos, donde crecí rodeada de los paisajes campestres. Desde una edad temprana, sentí una profunda pasión por la escritura. Me encanta contar historias, explorar el poder de las palabras y descubrir nuevos mundos.

Mi escritura se ha publicado en varias revistas locales y sitios web. Me siento particularmente orgullosa de mi último trabajo, una novela sobre los desafíos de la vida moderna. Actualmente, estoy trabajando en mi próxima obra literaria.
Martina Mercier

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